miércoles, 10 de abril de 2013

Madurez


            No me gusta la expresión “madurez” cuando hay que aplicarla a una persona o sociedad. No se debería llegar a pensar que se es maduro, porque una fruta que ha alcanzado tal adjetivo, ha topado con su punto álgido, su máxima plenitud, y en ese momento ya solo hay una alternativa, pudrirse y desprenderse del árbol. Cuando una fruta está totalmente madura, es el momento en el que más llama la atención de los depredadores, cuando más dulce está, y coincide con su tramo más vulnerable. Llegados a este punto nos quedan dos alternativas: pensar que somos maduros, o buscar una evolución. La alternativa a tener una fina piel de derechos, o a evolucionar y forjar nuestra coraza con espinas; espinas como la banca pública, espinas como mantener la sanidad y la educación pública, espinas como sueldo máximo interprofesional, espinas para combatir contra esos voraces depredadores capitalistas.
           
            Por eso nunca hay que pensar que se ha llegado a ese sistema  de madurez, siempre se debe albergar una nueva esperanza en seguir mejorando y cambiando nuestro estado, siempre se podrá conseguir una democracia como en la que se rezaba en la Francia del siglo XVIII, con más libertad, con más igualdad y con más fraternidad. Y debemos saber que errores hemos cometido, y podríamos volver a cometer. Por eso, si un depredador atrapa y consigue acabar con la parte más dulce y carnosa de nosotros, e incluso nos derriba del árbol, siempre nos quedará la semilla. Todavía tenemos savia, tenemos sangre con la que tejer el entramado que nos puede llevar a evolucionar.

            No me gusta la expresión “madurez” cuando hay que aplicarla a una persona o sociedad, pero quizás sí cuando haya que aplicarla a un sustantivo, ese nombre propio que puede seguir con la evolución y revolución bolivariana, que siga construyendo esas espinas anticapitalistas y socialistas, que mantenga el pulso contra el imperio y no deje decaer los logros del comandante. Dicen que el ser humano aprende observando e imitando, así es como se madura, espero que en mi país se tome ya a los depredadores como lo que son, y que tomemos un buen ejemplo de esas espinas que están forjando en Latinoamérica. Espero que hagamos también nuestra, su re-evolución.